Como sucede en el cuento “Carta robada” de Edgar Allan Poe, a veces el objeto buscado es tan obvio que simplemente no podemos verlo. Lo que buscamos muchas veces suele estar tan cerca, que para poder hallarlo, necesitamos tomar distancia y observar la escena desde una perspectiva lejana.

Algo similar nos ocurre a quienes nacimos en Latinoamérica, pero que hemos crecido bajo la influencia del rock angloparlante. A veces íntimamente fantaseamos con que podríamos llegar ser como Bowie como Lou Reed o como los Rollings Stone. Claro que nuestra realidad esta siempre ahí para despabilarnos, para darnos una fuerte cachetada diciéndonos: ¡Vivís en Latinoamérica!

“Almagro” es un disco que llega a la milonga y los ritmos folklóricos desde el rock, desde el prisma singular y sensible de Andrés Mantello, quien a hecho el periplo extenso que le ha servido para encontrarse a si mismo, aceptando inclusive su propio nombre, dejando atrás a su alter ego Simple con el cual firmó cinco discos que transitaban de la electrónica experimental hasta la canción electro pop.

Este disco es un continuación de “Atraviesa la ciudad” donde ya asomban los guiños al tango y a la música folklórica.

Las canciones de Almagro llevan impregnadas el intimismo en el cual fueron grabadas. Lo despojado y lo complejo conviven en un puñado de canciones atravesadas por la nostalgia temprana, los recuerdos de alguien joven que ha vivido. Las imágenes de otros tiempos, otros lugares son el hilo conductor de la historias del álbum.

Lejos de los clichés rockeros y de los gestos impostados de la música de folklórica, sin renegar de su formación y de sus orígenes, es justamente en ese límite donde Andrés Mantello encuentra su propia voz.