Post blues» o «post soul» decretaría el crítico inglés Simon Reynolds si tuviera la oportunidad de escuchar el disco que Aguas Tónicas editó este año, mejor aún, presenciar en vivo a la banda. Como es bastante improbable que esto (que Reynolds los escuche) suceda en el corto plazo, es necesario decir algunas cosas más: la música de Aguas Tónicas no tiene casi nada de «post» y sí mucho de «pre». No dice nada del final de una época, sino que habla de un tiempo que vendrá, en el que algunas cosas serán parecidas a las de antes, y otras cambiarán nuestra vida para siempre. En síntesis: son canciones para acompañar a los que tomen la decisión de cambiar sus vidas. Es, tal vez, la banda de sonido de un mundo orgánico, constructivista, utópico, en el que el pensamiento único esté abolido y la soja sólo sirva para hacer milanesas. Por ahora nos tenemos que conformar con la música.